viernes, 26 de diciembre de 2008

Mundos.

"Cuando me aparto del mundo escrito para reencontrar mi lugar en el otro, en los que solemos llamar "el mundo", hecho de tres dimensiones, cinco sentidos y poblado por miles de millones de seres como nosotros, esto equivale para mí a repetir, cada vez, el trauma del nacimiento, a dar forma de realidad inteligible a un conjunto de sensaciones confusas y a elegir una estrategia para enfrentar lo inesperado sin que me destruya".
Italo Calvino.
Desgraciadamente, nada de lo que sentía cuando era pequeña era cierto: el calor del sol pasó a ser fuego, las nubes acolchadas tornaron a aire, la maginitud de las cosas no era sino un misterioso hechizo de un tal Dios creador...
Conforme fui descubriendo este tipo de verdades, me rendí a lo absoluto. Pensé que no había sentido en el hecho de aspirar el campo, si ello no te aportaba una mísera cantidad de dinero. El hecho de ponerme la misma camisa que la gente habitual me inspiraba una sensación de rechazo pero, por qué no, pensaba...si esto es lo habitual.
Así comencé a fumar, a esconderme de los libros, a salir demasiado, a ponerme la misma camisa y a derrochar pendejadas por el aire, sin preocuparme de nada más. Tiré el humor por la borda, los sueños por la mesilla y mientras tanto, dejaba que una aspiradora enorme se tragara todos los pasos que había dejado esparcidos por el suelo.
-No hay más.- Pensaba. No hay más que aquello que ahora vivo. Mis sueños no sirven. Tampoco los diurnos. Y me dejé llevar por las papagayadas de moscardones de turno.
Jamás olvidaré esa época. Nunca creí que alguien podría evadirse tanto de sí mismo que llegara a olvidar completamente quién era. Así lo hice yo. Pero no hay algo más cierto que, como el cristal que se quedó en mi codo después de que la herida suturara, lo innato acaba rompiendo la fina capa de piel que se resiste a dejarle salir y asoma al exterior con un temple victorioso y dañino, acompañado de sangre.
No sé por qué temía tanto a esas pequeñas heridas. Mancharte el dedo índice del licor de los vampiros y saborearlo no te aporta sino tranquilidad, la tranquilidad de estar vivo. Así hice yo, dejé de perseguir las esencias de la sociedad y me volví puro cristal, seguí luchando por los cuentos que tenía en la cabeza cuando era niña, antes de que me los robaran.
Así me di cuenta de que en mí existían dos mundos: el mundo escrito y el mundo no escrito.
El escrito es el que yo podía amoldar a mi gusto, era mi apartamento de single con vistas al mar, con un salón acogedor lleno de velas y sillones variopintos. El mundo no escrito era aquel que me dejaba en el tintero , situaciones que se alojaban en la cotidianidad de mis días, aquello que era vital en mi vida, pero tan básico que no merecía la pena mencionarlo.
Llevaba ya un tiempo tonteando con diferentes letras, absorbiendo libros que para mí lo decían todo, reflejaban mi vida tal y como quería ser, tal y como podía ser escrita, tal y como hubiese sido si me hubiese dejado de cosas papagayescas en aquellos días en los que descubrí que las nubes no eran blandas, porque las podía atravesar con la mano.
Mi mundo escrito y mi mundo no escrito comenzaron a juntarse, y es entonces cuando comencé a darme cuenta de que yo no era feliz, y de que antes tampoco lo había sido por mis propios méritos, pero que, por fortuna, había una diferencia entre los tiempos de papagayos y los otros: ahora estaba en el camino para serlo, y eso era lo que me hacía sonreír.
El mundo no escrito, lo básico, lo cotidiano, se me hacía tan atractivo y me aportaba tanto que comenzó a luchar con el mundo escrito, ganando cada vez más espacio y convirtiéndose, ambos mundos, en aquello que todavía no habían sido.
Por eso dicen que en todo lo que hago estoy yo, porque mi mundo no escrito es ahora lo que escribo, porque ellos están en mi día a día y, sin darse cuenta, forman parte de todas y cada una de mis letras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Raquel, tras tu migración a blogspot te habia perdido un poco la pista. El comentario que dejaste a mi personalidad de Grinch me ha hecho recuperar tu enlace.
El artículo de hoy me ha encantado... porque es algo sobre lo que siempre he trabajado filosóficamente: la realidad, la percepción de la realidad y mi realidad... más versiones de la caverna de Platón.
¿Como lo haces para hacer tantas cosas y tan bien?
Sigue así,

Carlos
http://blogs.larioja.com/emparan/posts

Estoicolgado dijo...

cuidesé, días