Me dispuse a quitarle la pilas al reloj-despertador.
De nada servía que me iluminara las noches con sus números rojos, recordándome los minutos que hacía que te habías largado.
Saqué la tapa de plástico deslizante, arranqué la pila y me entretuve con el muelle.
Pensé que ese era el momento perfecto para que una arpía como tú se decidiese a salir de su oscura cueva y volver justo en ese instante, precisamente cuando me decidí a quitarle al reloj-despertador la pila para que sus números rojos no me recordasen que ya eran las 6 a.m. y yo seguía sin pegar ojo pensando en una pérfida.
6 comentarios:
Es curioso cómo las personas que acaparan nuestros pensamientos no suelen ser las que mejor se han comportado con nosotros. Dedicamos más tiempo a pensar en el daño que alguien nos ha hecho que en el placer que otros nos han dado. Somos masocas por naturaleza. Nos regocijamos en el sufrimiento. Yo he sido un canalla y, seguramente, habré marcado más vidas de las que han marcado algunos buenos samaritanos.
Ahora que me he reformado y soy un alma cándida ya nadie pensará en mí. Los cojones.
Disfruta el finde, Raquel.
Es curioso como lo que has dicho es la puñetera verdad. Qué retorcida y malvada es la mente, es una pérfida, como la de mi relato jaja.
Me alegro de que te hayas reformado, siempre está bien aprender de los errores, pero para ello hay que equivocarse.
Muá.
(disfrutaré el finde estudiando, pero el lunes temblará la tierra...-termino los exámenes-)
Muá again.
No te alegres tanto y véase el "los cojones" posterior. Si bien es cierto que soy un poco menos malo. Sólo un poco. Y sólo cuando me enamoro, que me vuelvo gilipollas, como todos, y sólo quiero besos pa cenar. Ji.. ji.
Un mua sin tilde, que es como más chabacano.
Un muá sin tilde es como más "dejao".
¿Y quién no quiere besos para cenar?
Muy bien detallado esto,niña.
es así.
Me ha gustado mucho tu Blog.
Un saludo desde Buenos Aires
Hola!
Muchas gracias, vuelve cuando quieras.
Un abrazo.
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