miércoles, 19 de enero de 2011

Sigmunda Freud.

Anoche dos palmadas seguidas en el oído derecho me despertaron del sueño.
Freud anotaba todas sus vivencias inconscientes y nocturnas en una libretita desde los siete años.
Freud tomaba cocaína en pequeñas dosis.
Freud me despertó.
O fue alguien externo, un ente o cualquier otro soñador, el caso es que estuvo atento, y justo en el momento en el que yo saldría a mis anchas de esa fase provocando que en el desayuno no recordase ni una pizca de la magnífica historia que estaba viviendo, me ha despertado de golpe con el sonido seco de sus palmas entrechocando.
Lo confirmo: lo recuerdo todo.
Leo a Borges y estoy en los mismos interrogantes puñeteros de siempre.
Si fuesen fáciles de resolver creo que la vida sería mucho más aburrida.
Lo confieso: pasé miedo mientras me preguntaba en la oscuridad de mi cuarto, a las trescincuentaycuatro de la madrugada, quién narices me da palmadas en la oreja para que me despierte.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Para dormir lo mejor es leer a Dickens. Pruébalo. Hazme caso.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Qué más quisiera, despertarte dando palmaditas por bulerías, digo, en tu oreja jajajaja...
;-)

Anónimo dijo...

Pasaba por aquí, por casualidad, y he acabado leyéndome tu blog entero...

Enhorabuena,me encanta y me quedo por aquí...

Casualidad también de la noche: Mi historia como bloguera empezó con la siguiente frase "Me cago en Freud"

Te invito a pasarte por esa locura a la que llamo blog...
http://unarameraunabombayuntemporizador.blogspot.com/

Bsos y que tengas suerte esta noche con los "sueños" y "las palmadas".. ;)

R. dijo...

Tengo por aquí a Pickwick, céfiro.
:)

R. dijo...

Miguel, espero que esas no me asustasen...

R. dijo...

Gracias, Minuet.

inma ortiz dijo...

ufff, acojonante¡¡¡