martes, 5 de abril de 2011

"Como en esas películas francesas donde todo parece pasar en otra parte."

dice M.
Todo cambio supone un susto inicial.
Después a todo nos habituamos. Incluso conseguimos ser felices a ratos, siendo esos ratos los que querríamos prolongar en nuestra costumbre. Lo importante no es lo más grande, sino aquello que recordamos con el paso de los años. La mayoría de mis recuerdos son instantes apaciblemente agradables y sencillos, como un café compartido o algún viaje en un tren destartalado. Mi propia memoria tiró los últimos cuatro meses del otro año a la basura. Es como si nada de mí hubiese existido de septiembre a diciembre del dosmildiez

1 comentario:

Rubén Márquez dijo...

La suma de esos ratos forman el recuerdo, y todos ellos, mezclados, nuestra propia vida. No existe órden ni concierto en ellos, pero son tan importantes como para saber cuáles deben estar presentes y cuéles no.

Un abrazo!