martes, 11 de octubre de 2011

que una desgracia mayor oculte, como nubarrón enorme, negro, blando como algodón de azúcar
(acá lo llaman barbe à papa)
todas esas pequeñas desgracias por las que morimos un poco día a día.

5 comentarios:

sonia marpez dijo...

de pedir, pedir que brille el sol.

Layla dijo...

esas desgracias pequeñas y jodidas que nos hacen polvo

Marie dijo...

Tiempo.

Anónimo dijo...

¿Ande andas andarina primorosa?
¿y las pequeñas alegrías por las que revivimos hasta que llegue el día del palme final?

R. dijo...

Ando en Francia,
¿y vos?