jueves, 18 de septiembre de 2008

Aunque tú no lo sepas


Jamás entendió por qué dicen que el horizonte es la línea que une el cielo con el mar. Para ella el horizonte era mucho más que eso. El lugar donde la mirada se pierde al contemplar la inmensidad.


-Me encanta navegar.


Sus ojos grandes y risueños se abrían de par en par cuando era sacudida por la brisa del levante. Su tono aceitunado era consecuencia de las horas de exposición al sol contemplando el infinito o, simplemente, con la cabeza en otro sitio.

Por qué un escalador no puede negarse a subir un pico que no le inspira confianza o un médico no puede temer algunas veces a la sangre derramada. Por qué una niña de interior no puede amar el mar. Por qué no llamarla inexperta si...tan sólo es una niña.


Por sentir el calor veraniego de la arena en los pies como si una dosis de energía se tratara o hundir los talones en la playa invernal sin ninguna preocupación.
Tan sólo una niña. Quizás en otra vida fuese la pieza clave de un submarino, una sirena o mejor, una estrella de mar, ahora, tan sólo una niña.

La nostalgia, en el peor de los casos, lo único que puede hacer es ponernos tristes.


Soy consciente de que cada lágrima que derramé pensando en ello iba acompañada de sal. Nunca quise desprenderme de tus cosas, ni tan siquiera de tu olor.


Esta mañana te ves como pura brisa...decadente y con pocas fuerzas, voluptuosa y flotante.
Te secaste y tendiste el pañuelo al sol, y se mecía contigo, al son de las olas, en un vaivén remojado del que me era imposible salir.

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