sábado, 18 de octubre de 2008

Desayuno con diamantes y humo.

Y yo, sin ni tan siquiera preguntarme el por qué, seguía pensando en aquel instante.
-Será la química. Me dijo.
-Nunca he entendido esas cosas. Sólo sé de sentimientos y acciones. Aunque sean acciones trabadas. Y dí una calada al cigarrillo gastado y lleno de carmín...sin ganas de acción, sin ganas de nada.
-Será la química de los seres, la atracción, los polos... y esas cosas, susurró.
-Yo sólo sé que veo polos opuestos e iguales que se atraen. Más bien diría que la mayoría de uniones son entre polos muy parecidos, y no se repelen. Expulsé la frase a la par que el humo.

Y que sigo sin entender qué es eso de lo que todo el mundo habla y a lo que denominan química. Cuáles son esas fórmulas del sentimiento que producen la unión y el fervor entre dos o más seres...
-Me dejas pasmado.
-¿Necesitas esa química?
Tal vez fuese el alcohol que ensanchó mis venas, pero sentía mi cerebro regado como un sauce llorón. Percibía unas conexiones jamás hechas entre mis células. ¿Habría química entre ellas?
-Me apetece un trozo de tarta, musité. Y ahí estaba, delante de mis narices, cubierto de mermelada y bañándose en humo.
Y yo, que sólo me encontraba cómoda tirada en el suelo y haciendo malabares, como una trapecista bailando en la cuerda floja. Al ritmo de esa canción con desayuno, a tu ritmo.

2 comentarios:

Estoicolgado dijo...

uau...

lobo dijo...

Muy, muy bueno... felicidades, vecina. Este post es una obra maestra de un párrafo.