domingo, 23 de noviembre de 2008

Té con churros

Y es entonces, cuando haciendo zapping veo un programa de zapping en el que salen unos chinos montados en piedras machacando hojas de té delante de una fachada de piedra, y pienso...
me los imagino cuando las cámaras le dan al pause y dejan de grabarles...
me los imagino bajándose de las piedras,
me imagino que aparecen un montón de personas con una camiseta en la que pone STAFF y comienzan a quitar el decorado que es la fachada de piedra, y cogen las piedras que sirven para machacar hojas de té y las colocan dentro de un museo, y los chinos que estaban descalzos subidos en ellas se quitan las ropas roídas y los sombreros de paja y se colocan su traje de persona normal, la ropa que lleva cualquier actor corriente y moliente y se retocan el peinado con un garbanzo de gomina, y hasta se dan con saliva o toallita desmaquillante y se quitan la rasgadez de los ojos.
El mundo en sí es un teatro.
Y es que no lo entiendo. Es una sensación rara la que me atraviesa cuando veo cómo está el mundo de desequilibrado, cómo unos estamos en algo "desarrollado" y otros en "una edad media" no por ello menos felices.
Cuando me imagino el contraste entre el chino que aplasta hojas de té subido a una enorme piedra (no me estoy refiriendo en este artículo a la gente explotada del tercer mundo, sino a los labradores tranquilos de lugares alejados de la mano del hombre) y el obrero que está chupando humo en una fábrica. Me imagino la producción de uno y la de otro, y me imagino el grado de felicidad de uno y de otro. Y me corroe un sentimiento extraño.
Tal vez alguno de vosotros me lo podéis explicar...

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