Decidí no volver a mirar hacia delante, no volver a saborear el flujo de pensamientos que me desbaratan, que hacen que sienta una fuerza opresiva sobre mí, que me limitan y coartan.
Será que no somos nada más que pensamientos que nos rompen y desgarran, que nos impulsan y animan,
que nos acobardan.
Tal vez sea la suma de recuerdos no vividos y sensaciones futuras lo que haga que algo explote en mis redobles, que toque la piel de las esencias y explote de placer, que me amarre a esa sensación...
porque una caricia bien suave puede ser lo que más se aferra a alguien.
Casi como la primera y última palabra de la frase que rompe el hielo o que termina la exposición. Casi.
Se desliza y se acostumbra a mi pelo. Me rompo por dentro y me lanzo acostada en el viento...a ver si se atreve a llevarme a algún paraje en el que sepa conformar mi alma,
si es que la tengo.
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Casi.
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