domingo, 13 de marzo de 2011

A doce de marzo de 2011.

Aguas del puerto de Salerno.

Esta tarde sólo quería escribir sobre cuánto me acuerdo últimamente de la ciudad azul, así que voy a escribirlo. Contaré después cómo estoy comiendo o haciendo té o leyendo o caminando por la calle y me vienen imágenes de mi vida allí. No es un echar de menos, es un nosequé, es un sentir que las cosas podrían haberse exprimido más, tal vez. Es un recordar la suave temperatura, los diluvios, nuestro balcón y el mar, el caos napolitano. De eso hablo con M, de Nápoles. Hablo mucho de Nápoles y de sus calles y pienso mucho en ese lugar.
En fin, eso, que hay un vínculo, que este tipo de sensaciones y de imágenes que vienen de manera incontrolada a mi cabeza me hacen pensar en la fugacidad de todo, y en que aunque vuelva de visita ya esos momentos que recuerdo serán eso, momentos recordados, porque ni volveré a tener 19 años y el pelo muy corto ni estarán N, A, G, ABCDEFGH....todo lo que hizo que la ciudad azul fuese para mí precisamente eso, la ciudad azul.

1 comentario:

Rocío dijo...

Yo también tengo otra ciudad azul, bueno más bien un pueblecito azul, Santorini, al que deseo volver de nuevo :'(

Veo que esta tarde ambas estamos de reformas en el blog.

Besos.