he de decir que
no con todos los trenes tiembla,
a veces los oigo venir ya desde bien lejos
(...)
como ahora, que paré de escribir para escucharlo
entonces me quedo quieta, esperando
y espero, si estoy apoyada en la mesa notaré
el traqueteo,
dejaré el café, pararé la charla, si es necesario me congelaré en una posición difícil de mantener,
si estoy en las alturas, es decir, en mi cama,
todo se moverá y sentiré bien
cómo todas las vigas pueden notar cada despedida
cómo en el techo se crean grietas,
cómo
la estructura de madera se tambalea
me quedo quieta (...)
nada tiembla.
para mí no es un martirio,
la mecedora,
podré decir que he sobrevivido a muchos (pequeños) terremotos,
despedidas.
3 comentarios:
¡Qué bonito, R!
Estoy de acuerdo con el anónimo de la entrada anterior: cada vez escribes mejor.
Un besito, francesita :)
¡Una casa que se mueva con el paso del tren! Como en Les triplettes de Belleville. ¿La has visto?
Aaaah, no dejes que me vaya nunca. Llévame contigo a Francia a ver como pasan los trenes.
Una mecedora que no se vende en las tiendas...
Simplemente una entrada admirable!
Saludos!
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