miércoles, 9 de noviembre de 2011

Siempre vuelves con paso silencioso y parco en palabras.

Salíamos del cine y Annelie sonreía recordándonos lo que aquí sabemos todos: cada día aprendemos algo nuevo de los otros. Hernán y yo explicábamos a A. y a su compañera de piso en nuestro francés provinciano la etimología de philos. Puedo ser muy friki cuando quiero y sí, estudié mucho latín en la Universidad.

Estamos infestándonos de cine aquí. En este país avanzado existe una tarifa plana nacional por 20 euros al mes, y también existe la VO en los cines, lo cual es todo en sí un placer para los oídos y para el bolsillo. Es el sueño de todo cinéphile.

Cuando estoy sentada en la butaca y las luces (por fin) se apagan, siento una especie de cosquilleo en el estómago. Me agarro bien fuerte con las palmas de las manos a los apoyabrazos como si todo mi cuerpo fuese a iniciar un viaje. Me pienso a mí misma en una escena de I sognatori de Bertolucci sentándome en las butacas de delante de la sala para ser una de las primeras a las que les llegue la imagen.

Cuando me meto en la historia siento cosas que uno debe de sentir cuando está enamorado.

1 comentario:

Clementine dijo...

Precioso. Y preciosa esa sensación.