La mujer seguro que estaría harta de estudiar el cuadro y su sonrisa y ha soltado su furia contra él sólo por derrochar un poco de adrenalina, porque el cristal antibalas que protege a la mítica sonrisa de la Mona Lisa está intacto después del G.G (Gran Golpe).
En realidad era Boris Vian encarnado en la susodicha, que aún después de muerto sigue hasta las narices de que en París la cara de la obra de Leonardo se vea en tantas postales que no la supere ni el logotipo del Che Guevara.
Para más información buscad el corto de Boris: La joconde.
http://www.youtube.com/watch?v=AmTYrMOH6-0
5 comentarios:
Hace una noche cálida y he salido cuchillo en mano con ganas de destripar. Pero no tema, lo enfundo y me quito el sombrero ante una señorita con tan buen gusto como usted.
Continúe, por favor.
Qué desperdicio de té.
Hola Jacinto, tu comentario pues...me honra.
Un placer el recibirte.
R.
Para desperdicio el que no tomamos, Tryno. Ya basta de cerveza y café, pasemos a lo sano jaja.
A la Gioconda no, pero a la Marilyn de Warhol si le arrojaba una taza de té. Así podría contemplarla en color sepia.
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